Cuando se cumple un año del vertido del carguero Toconao, organizaciones pesqueras, marisqueras y ecologistas exigen mayor ambición en el reglamento sobre la prevención de pérdidas de pélets de plástico para frenar los vertidos de plásticos.
Como entidades comprometidas con la defensa del sector primario pesquero y marisquero así como con la protección de los ecosistemas marinos, trabajamos por el futuro de los océanos y por garantizar un entorno saludable para las comunidades costeras y las generaciones futuras. En este sentido, celebramos la nueva normativa de la Unión Europea dirigida a prevenir la pérdida de gránulos de plástico como un paso significativo en la lucha contra la contaminación por microplásticos.
Sin embargo, consideramos que es necesaria una mayor ambición en este reglamento para evitar que se repitan incidentes como el vertido de 26 toneladas de gránulos de plástico del buque mercante Toconao, que provocó una marea blanca en las costas gallegas hace un año. Más allá de estos incidentes que suponen la punta del iceberg en cuanto a la pérdida de estas partículas, es esencial establecer controles efectivos para abordar la contaminación crónica en zonas industriales especializadas en la cadena de valor de estos plásticos, como Tarragona, donde miles de microplásticos continúan vertiéndose al mar Mediterráneo.
Aunque reconocemos los avances logrados, observamos con preocupación que la normativa podría quedar debilitada en ciertos aspectos. La definición de «gránulos de plástico» podría expandirse a aplicaciones secundarias, lo cual podría desviar el enfoque de la prevención en los procesos primarios. También nos alarma que se discutan posibles exenciones para empresas que aleguen cumplir con normativas nacionales o sistemas de gestión ambiental propios, lo que podría dejar importantes vacíos de responsabilidad.
El transporte marítimo representa otra preocupación crítica, ya que todavía se está discutiendo en el marco de las negociaciones del Consejo. Esto sería un grave error, dado que es fundamental incluirlo junto con el transporte fluvial para prevenir vertidos de gránulos. Además, resulta esencial reforzar los estándares de seguridad para este tipo de transporte, adoptando embalajes resistentes y estibado bajo cubierta o en zonas protegidas, lo que minimizaría el riesgo de vertidos al mar. Aunque se han logrado avances, aún quedan aspectos clave por mejorar, como una regulación más exigente en el embalaje y el etiquetado de los contenedores, para garantizar que estos materiales no se escapen de las cadenas logísticas.
Por este motivo, pedimos que se adopten medidas más estrictas y comprometidas. Es esencial que todas las instalaciones y empresas que manipulen o transporten más de 5 toneladas de pellets de plástico al año, desarrollen planes de evaluación de riesgos. Estos planes deben garantizar la prevención, la contención y la limpieza en caso de posible contaminación, con procedimientos claros y obligatorios, como el uso de envases sellados de alta resistencia. Debemos poner fin a la liberación incontrolada de estos materiales de los procesos de producción, evitando su impacto nocivo en nuestros mares.
También subrayamos la necesidad de un sistema de certificación independiente. Esta certificación debe aplicarse a todos los operadores, independientemente de su tamaño, y ser revisada periódicamente mediante auditorías rigurosas para asegurar la prevención de vertidos y la corrección de fallos.
Además, consideramos imprescindible establecer protocolos claros de notificación y restauración ante cualquier incidente. Los operadores deben asumir la responsabilidad total, informando sobre los vertidos y financiando la limpieza de los ecosistemas afectados. Los daños que estos materiales provocan en la fauna, las cadenas alimenticias marinas y nuestras costas no pueden quedar sin respuesta. Si no tomamos medidas urgentes para frenar la contaminación por pellets y microplásticos, su presencia en nuestras costas y en la cadena alimentaria aumentará exponencialmente, afectando tanto a nuestra biodiversidad como a la salud pública, lo que podría generar costos millonarios en el futuro en términos de limpieza, salud y pérdida de recursos naturales.
Por último, destacamos la importancia de reforzar la contención en las zonas industriales y logísticas. Las instalaciones deben contar con dispositivos para capturar los gránulos en áreas de carga y descarga, sistemas de filtración efectivos para aguas pluviales, barreras físicas para evitar escapes y herramientas para la limpieza inmediata en caso de derrame. Ejemplos recientes, como el caso de Tarragona, nos muestran que las medidas actuales no son suficientes y que es urgente invertir en infraestructura preventiva.
La salud de nuestros océanos no puede esperar. Hacemos un llamamiento a las autoridades para que actúen con determinación, adoptando medidas que protejan no solo nuestro medio ambiente, sino también el futuro de las comunidades costeras que dependen de un mar limpio y sostenible.
Organizaciones firmantes:
- Ecologistas en Acción
- Low Impact Fishers of Europe – LIFE
- Mulleres Salgadas
- Surfrider España
- Good Karma Projects
- Noia Limpa
- The Pew Charitable Trusts